“ACUMULEN TESOROS EN EL CIELO”

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“ACUMULEN TESOROS EN EL CIELO”
RESEÑA
Noé es un ejemplo de alguien que hizo tesoros en el Cielo. Caminó con Dios y, por fe, invirtió sus recursos en construir el arca en tierra firme. Al advertir al mundo que escapara de la destrucción por el fenómeno de la lluvia, que no existía en ese entonces, Noé se salvó a sí mismo y a su familia, y heredó toda la Tierra (Gén. 6:14–18). Abraham también, al creer, partió sin saber a dónde iba, confiando en que provendría una multitud de su esposa estéril (Gén. 11:30; 17:16). Más adelante, Abraham tomó a su hijo unigénito y mayor tesoro para sacrificarlo (Gén. 22:9; Heb. 11:17). Moisés, un príncipe, renunció al reino porque entendió correctamente que sufrir por causa de Dios es más provechoso que las riquezas y los placeres terrenales (Heb. 11:24-27).
Pero el amor a las riquezas puede ahogar la Palabra en el corazón de la gente (Mat. 13:22). El ejemplo de Lot, que se fue a la próspera Sodoma, y el de Jacob, que utilizó el engaño para obtener la primogenitura, terminaron en pérdida y sufrimiento para ambos. Al arrepentirse, Lot se salvó y su nombre fue preservado entre los justos (2 Ped. 2:7). Posteriormente, algunos de sus descendientes fueron injertados en el linaje mesiánico (Gén. 19:30, 37; Rut 4:10; Mat. 1:5). Jacob, mediante súplica y llanto, se convirtió en Israel, y engendró la nación escogida (Ose. 12:4, 5; Gén. 32:28). Todos estos hombres vencieron por la fe, y en última instancia dedicaron todo a la causa del Señor. Nuestro corazón también debería mostrar la misma dedicación (Mat. 6:19–21).
COMENTARIO
Tesoros para Dios
Jesús nos aconseja que acumulemos tesoros en el Cielo (Mat. 6:19, 20). Pero ¿cómo hacemos esto? Una forma es la inversión. Cuando invertimos en la iglesia y en la caridad, reconociendo estos aspectos del Reino de Dios en la Tierra, invertimos en el Cielo.
A. Invertir
“Estos tesoros terrenales son bendiciones cuando se usan debidamente. Los que los poseen deben comprender que Dios se los ha prestado y deben gastar gozosamente sus recursos para hacer progresar su causa” (TI 1:134).
1. El lugar donde están nuestros tesoros es un indicio de las lealtades y las prioridades de nuestro corazón (afecto, compromiso y preferencias) (Mat. 6:21). Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente (Ecl. 5:10). Pablo nos advierte que este amor es la raíz de todos los males (1 Tim. 6:10). La forma en que usamos nuestro dinero es una prueba de fidelidad para la Eternidad (Luc. 16:10, 11). Pero, si nuestro dinero se invierte solo en empresas mundanas, estaremos amando las riquezas más que a Dios (Luc. 16:13). Dios quiere nuestro corazón (Prov. 23:26), y podemos ofrecérselo invirtiendo en su obra. Por lo tanto, estaremos haciendo “amigos” entre aquellos que nos recibirán en las “moradas eternas” (Luc. 16:9), donde estaremos amando y sirviendo a Dios, no a las posesiones (Luc. 16:13).
2. La comisión divina de proclamar la salvación a todas las naciones (Mat. 28:18–20) es extensa. Se requieren grandes inversiones.
En materia de pecado, el Cielo invirtió la sangre de Jesús en nuestra salvación. Jesús, el Cordero que fue inmolado antes de la fundación del mundo (1 Ped. 1:18, 19), nos dio la promesa de que el Espíritu Santo permanecería siempre con nosotros, como garantía de nuestra redención (Efe. 1:13, 14). La sangre de los mártires fue una inversión preciosa derramada por la Palabra de Dios (Apoc. 6:9, 10). Los muertos en Cristo son inversionistas, que esperan una herencia que incluye el fin del pecado y la restauración de todas las cosas (2 Ped. 3:13; Apoc. 21:1–7).
Invertir nuestra vida y nuestras posesiones en la difusión del evangelio (Mat. 28:19), mediante la fe, es la forma segura de acumular tesoros en el Cielo.
B. Ejemplos de buenas inversiones
1. Invertir a pesar de la oposición
La oposición a la fe es externa a nosotros y nos llega en forma de persecución (2 Tim. 3:12) y de ataques de fuerzas espirituales malignas (Efe. 6:11, 12). Pero dentro de nosotros, la naturaleza humana produce lujuria y pecado, que conducen a la muerte (Sant. 1:14, 15). Eso es porque el corazón no regenerado no es del Padre sino del mundo (1 Juan 2:15, 16). Los ejemplos bíblicos señalan situaciones en las que parecía imposible que se cumplieran las promesas de Dios debido a la oposición interna y externa. Pero los fieles se mantuvieron firmes en hacer lo que Dios les ordenó, y prevalecieron.
2. Noé (Gén. 6)
Noé y su familia sintieron la presión social de ajustarse a las creencias prevalecientes, porque sus advertencias de destrucción venidera mediante una inundación de agua iban en contra del hecho de que nunca había llovido. Quienes tenían conocimientos científicos en esa época, contrarios a la predicción divina, los persiguieron y se burlaron de ellos. Pero la fe no siempre se basa en la ciencia o las evidencias, ni está siempre en consonancia con ellas.
El mundo que rodeaba a Noé no estaba errado en cuanto a las señales naturales. Simplemente, no creían en la revelación de Dios. Los antediluvianos ponían su tesoro (y corazón) en esta Tierra, y eso marcó la diferencia entre la vida y la muerte.
No basta con tener razón y estar en consonancia con la ciencia y la opinión pública; es necesario conocery hacer la voluntad de Dios.
Noé y su familia también debieron de haber sufrido un gran estrés psicológico causado por la reacción predominante y el hecho de ser conscientes de la inminente destrucción del planeta. Noé pudo resistir la presión únicamente dando un paso de fe y obedeciendo de todo corazón la misión que Dios le diera.
3. Abraham (Gén. 12:1–9)
Abraham se enfrentó a lo desconocido, la separación de su familia y los peligros de la vida nómada, en su larga travesía. La evidencia “científica” estaba en contra de que se convirtiera en padre de una gran multitud, ya que pasaban los años y Sara seguía siendo estéril.
Una vez más, vemos un ejemplo de temor por dentro y de evidencias contrarias por fuera, que luchan contra la palabra empeñada por Dios. En última instancia, Abraham invirtió en la misión que Dios le dio. Hizo tesoros en el cielo, al invertir todo en la obra que Dios le dio; y llegó a ser padre de una gran multitud mediante el nacimiento milagroso de Isaac.
4. Moisés (Éxo. 3:1–4:16)
Moisés era tímido, pero fue a hablar con el máximo gobernante de la Tierra; sin ejército, Moisés fue a exigir la liberación de los esclavos. Sin comida ni agua, Moisés cruzó el desierto con más de un millón de hombres, mujeres, niños y animales. Con un simple bastón, Moisés realizó milagros sobrenaturales, para los que Dios le dio el poder. Al rechazar el trono de la superpotencia mundial, Moisés renunció a la mayor fortuna terrenal que alguien jamás podría desear, y acumuló así tesoros en el Cielo.
C. Ejemplos de malas inversiones
1. Desde el punto de vista psicológico, la gente da prioridad a la satisfacción inmediata de sus deseos y necesidades urgentes, o a aquellas necesidades y deseos que están ante sus ojos. En realidad, la esperanza que se demora desanima (Prov. 13:12). Por lo tanto, se requiere paciencia para esperar el cumplimiento de las promesas de Dios según su tiempo perfecto (Rom. 8:25). El ser humano tiende a buscar la gratificación instantánea, en su deseo de acelerar el cumplimiento de las promesas y la consecución de sus expectativas.
Jacob y Lot fueron miopes en ciertos momentos de su vida. Como resultado, se vieron obligados a soportar la pérdida hasta que entregaron todo a Cristo y aceptaron la misericordia divina.
No siempre tenemos una respuesta inmediata a nuestras oraciones, y las cosas no siempre son como nos gustaría. El siguiente consejo es apropiado en esos momentos: “Recorred el paso angosto de la fe. Confiad en las promesas del Señor. Confiad en Dios en medio de las tinieblas. Ese es el tiempo cuando se debe manifestar fe” (TI1:156).
2. Dios decidió que Jacob se convirtiera en el heredero de las promesas del Pacto y las bendiciones que eran de Esaú por derecho de nacimiento. En lugar de confiar en la Providencia para eliminar los impedimentos para su destino, Jacob accedió al plan encubierto de su madre de mentir para robar la bendición de la primogenitura que pertenecía a su hermano (Gén. 27). Al margen del poder determinante de la fe, Jacob fue un oportunista imprudente, que se apresuró a alcanzar a toda costa el resultado que consideraba beneficioso. Después de Betel (Gén. 28:11–22), Jacob fue tocado y transformado por la visión de la escalera que conecta el Cielo y la Tierra (Juan 1:51). En su encuentro en Jaboc (Gén. 32:24-29), después de mucho llanto y súplica (Ose. 12:4, 5), recibió el nombre de Israel. El cambio de nombre conmemoraba su lucha libre con Dios y su resultado victorioso. La victoria de Jacob representa la experiencia de los salvos.
3. El ambicioso Lot persiguió la promesa de ganancias y beneficios. Eligió la ciudad sobre la mejor ruta comercial, con llanuras verdes y un gran mercado de consumo. Estableció su hogar en la malvada ciudad de Sodoma, y abandonó la vida nómada de Abraham (Gén. 13:10–13). Al final, Lot perdió todas sus posesiones materiales y parte de su familia. Como sus sueños de prosperidad se hicieron añicos, se vio obligado a huir a las montañas con sus dos hijas, debido a su decisión corta de miras (Gén. 19:15–30).
El llamado de Jesús permanece válido hoy: confiar en la providencia divina y acumular tesoros en el Cielo (Mat. 6:19-21). Invierte en la predicación del evangelio mientras todavía haya tiempo.
“Existe ahora una buena oportunidad para que usen su dinero para beneficio de la humanidad sufriente y también para el avance de la verdad” (TI 1:433).
APLICACIÓN A LA VIDA
Pide a un miembro de la clase que lea en voz alta las citas siguientes. Luego analicen las preguntas en clase.
Fe y paciencia
“Muchos se tornan impacientes cuando no pueden saber el resultado definitivo de los asuntos. No pueden soportar la incertidumbre, y en su impaciencia rehúsan aguardar para ver la salvación de Dios” (PP742).
La presión de las circunstancias llevó a Lot y a Jacob a buscar el éxito sin esperar el tiempo perfecto de Dios.
1. ¿Qué precauciones debemos tomar para que no nos ocurra a nosotros lo que les sucedió a Lot y a Jacob?
2. La paciencia para esperar en Dios, sin buscar ansiosamente la seguridad material, ¿cómo fomenta la fidelidad en los diezmos y las ofrendas?
Fe y obras
“Los que sigan aferrándose a su tesoro terrenal, y no dispongan en forma adecuada de lo que Dios les ha prestado, perderán su tesoro en el Cielo y también la vida eterna” (TI 1:161).
La salvación es por medio de la fe (Efe. 2:8–10).
1. ¿De qué manera la fidelidad en los diezmos, las ofrendas y la ayuda a los necesitados promueve la comunión con Dios y revela confianza en su providencia? 2. Nuestra fe, ¿cómo afecta la fidelidad en los diezmos y las ofrendas?
¿Si no es físico se puede acumular?
¿Como hago para acumular tesoros en el cielo?
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